Sueños de libertad

Agnès Llobet, de ‘Sueños de libertad’: “Me encantaría que Gema y María hicieran una locura juntas”

Por muy bien que le quede el uniforme de doncella al personaje de Gema Azcona en Sueños de libertad, la joven está deseosa de cumplir con sus propios Sueños de libertad, en la ficción diaria que Antena 3 emite entre semana, a las 15:45 horas. El rol de la actriz mallorquina Agnès Llobet comenzó sirviendo a la casa grande de los De la Reina desde el comienzo de la serie, protagonizada por Natalia Sánchez, Alain Hernández y Dani Tatay. Pero a estas alturas, ha quedado muy claro que Gema no es un personaje conformista: está dispuesta a luchar lo necesario para que la familia Merino recupere el lustre de los días del pasado.

Desde el estreno del melodrama de época, el pasado febrero, Gema ha pasado por diferentes circunstancias que la han acercado a los corazones del público. Un público fiel, que cada día erige a Sueños de libertad como la serie más vista de la televisión durante 2024, con un 13,2% de media en share, lo que equivale a 1.224.000 espectadores de media. Un escaparate único propiciado por unas tramas imparables, que apenas dan descanso al espectador entre capítulo y capítulo.

Gema se ha convertido en uno de los personajes fijos más queridos de la producción, y precisamente podrían ser sus errores humanos los que tanto han hecho que la audiencia simpatizara con ella: desde su fugaz desliz extramatrimonial, hasta su amor-odio con María (Roser Tapias), con quien forma un inmejorable equipo de incomprendidas, dentro de esa jaula de cristal que es la mansión De la Reina. EL CONFI TV ha tenido la oportunidad de hablar con la artista que hace posible el personaje, sobre las grandezas y bajezas de su papel, pero también de todo aquello que hace a Gema superarse como persona día tras día.

PREGUNTA. Gema es un personaje bastante transparente, que el espectador es capaz de diferenciar cuando está feliz o se encuentra miserable. ¿Qué es lo que más te gusta de ella?

RESPUESTA. Lo que más me ha interesado de la estructura que han hecho para el personaje es que es muy contradictorio. Me gusta que digas lo de transparente, porque son contradicciones muy internas, pero es verdad que ella las manifiesta. Siente un tipo de satisfacción en su vida pero también un tipo de insatisfacción muy grande, y se atreve a intentar buscar los lados equivocados. Pero también intenta estar bien, si considera que le faltan cosas: los problemas con su suegra, con su marido, con esta amiga o enemiga que es María. Y eso para una actriz es maravilloso, porque te aleja de personajes planos. Te hace buscar los grises, las justificaciones de los cambios. Cuando trabajas en una diaria, es maravilloso que, en el personaje, la lógica, como en la vida misma, en tres segundos puede cambiar radicalmente.

“Gema empieza con una ambición mal colocada, y va aprendiendo de las experiencias”

P. ¿Podría decirse de ella que es un personaje ambicioso?

R. Sí, lo que pasa es que la ambición tiene luz y sombra, en el sentido de que es el motor de la necesidad de cambio. Es muy poderosa, y bien gestionada puede ser muy motivadora. En el fondo, yo creo que Gema tiene esa ambición para un deseo de mejora de muchos niveles de su vida, no solo un nivel socioeconómico, sino casi de niveles que ella no es capaz ni de entender. Ella aspira a una especie de confort de la vida, pero también a un nivel de respeto que un estatus te da, sin tener que ganártelo, y que es lo que ella no ha tenido nunca.

Creo que Gema empieza con una ambición nada bien colocada, y va aprendiendo de las experiencias, los chascos en la vida, las caídas, las complicaciones, y tener al lado tanto a Joaquín, que dentro de sus crisis, es una persona muy íntegra, y a Digna, en los momentos que, como suegra, es más cercana a ella. Y creo que va entendiéndolo y colocando esa ambición en otro sitio.

P. Además, es muy bonito ver cómo esos dos pilares, Joaquín y Gema, se van sosteniendo el uno al otro.

R. Sí, es una relación preciosa. Es como la antítesis de una relación romántica. Recuerdo el primer ensayo que hicimos con Joan Noguera [director ejecutivo de la serie], en el que nos conocimos Javi Beltrán y yo. La escritura es una cosa, pero hasta que entre dos no acabáis de construir bien al personaje, no puedes entender qué buscan, qué te van a pedir, qué puedes construir con el compañero, qué te ofrece él y qué le puedes ofrecer tú. Y yo me acuerdo de que la única suposición que hice, fue: “Claro, estos personajes se tienen que querer muchísimo”, porque si no, no hay relación desde el primer capítulo.

Todos estábamos de acuerdo con que, de fondo, por muchas secuencias crueles y dramáticas pudiéramos tener, el gran pilar tiene que ser uno con otro. Y creo que esa decisión de dirección también fue muy acertada, para a largo plazo ir construyendo todas las grietas que hemos querido contar.

“Gema y María son mujeres cuya identidad ha sido construida demasiado por los demás”

P. La relación con Joaquín [Javier Beltrán] ha pasado muchos baches. ¿Volverán las crisis matrimoniales?

R. Yo creo que uno de los aciertos de la serie es que los personajes nunca los abandonan en situaciones cómodas. Cuantas más batallas podamos librar, más les conoceremos y más podrán evolucionar como personas y como pareja, con lo cual deseo que les pasen muchos más altibajos.

P. ¿Qué es lo que más has puesto de tu personalidad en el personaje, y lo que más te distancia de Gema?

R. Soy muy tozuda y cabezota, y si yo pienso algo y lo veo claro, a veces puedo escuchar poco alrededor. Eso es en lo que quizás más me parezco a ella. Y me aleja de ella que Gema es más capaz de enfrentarse a los conflictos y decir la verdad. Tiene las ideas muy claras, pero sus formas son poco delicadas. Y yo de ahí me alejo muchísimo, me cuesta mucho encararme al conflicto. De hecho, huyo, soy mucho más conciliadora, aunque me tenga que comer el marrón.

P. Hace poco los espectadores asistieron a la reprimenda que Gema le echaba al personaje de Isabel. Aunque Gema tenía toda la razón del mundo, ¿no se te rompía el corazón al interpretar ese momento?

R. Cuando realmente confías y te entregas a la historia, estás al servicio de ella y del personaje. Cuando una compañera está también superactiva, te retroalimentas una a la otra, y entonces puedes volar y es maravilloso. Pero no, no simpatizaba con el otro personaje. Gema ahí no puede simpatizar. Una de las grandes heridas que puede tener Gema es la falta de respeto profundo. ¿Por qué la pueden tratar mal o hacerla de menos?

Gema no es muy abierta a abrir las puertas de su vida y de su casa. María ya le ha salido medio rana, pero han aprendido a “querer” (entre comillas), porque es lo poco que pueden tenerse la una a la otra. Pero aquí, que Isabel supo trabajar que Gema aflojara y abriera las puertas, fue una traición muy dura. La rabia en esa frase final de secuencia, que es “Me las vas a pagar a mí y a toda mi familia”, viene porque ha tocado lo más sagrado que ella puede tener, que es único.

P. Se te queda grabado el texto.

R. Está muy bien escrito. Muchas veces se hacen grandes escaletas, pero los diálogos se trabajan a un ritmo muy rápido. Evidentemente, habrá cosas irregulares, igual que nuestras actuaciones, porque el ritmo es lo que permite y hasta dónde llegamos. Pero cuando es fácil de estudiar es porque las frases están muy bien colocadas.

P. ¿Qué te encantaría que le ocurriese al personaje, por muy loco que fuera?

R. Por soñar, me encantaría que Gema y María hicieran una locura juntas, fuera del universo de la serie. Tenemos la broma de que son como Thelma y Louise, por el punto en el que son dos mujeres también encorsetadas y atrapadas en unos vínculos. Son mujeres cuya identidad también ha sido construida demasiado por los demás, por los padres, por los maridos, por el encorsetamiento en el que viven, la clase social en la que han nacido ya. Me gustaría ver qué pasa si salen de todo este universo que conocemos, y son dos champiñones en Hawái, porque les ha tocado un viaje, y quienes se atreverían a ser.

P. María parece decidida a que Andrés y ella escalen a una mejor posición. ¿Le apoyará Gema en ello?

R. Ellas dos se ayudan y no se ayudan, pero casi sin quererlo, por esa relación de tener poca cosa más que la una a la otra. En los momentos de soledad, secretismo o tristeza, nos encontramos entre pasillos, escaleras, salones y recovecos para poder compartir. Eso te permite tener las revelaciones de la vida, en el buen y en el mal sentido, porque a veces yo le he dicho un comentario con toda la buena intención del mundo, y María lo coge desde el peor sitio. O al revés. Yo no sé si la voy a ayudar de manera muy consciente o activamente, pero sí que creo que el compartir las cosas nos ayudará a las dos.

P. Y en cuanto a Digna, ¿cómo es trabajar con Ana Fernández? ¿Transmite también en persona esa paz que refleja su personaje?

R. Es mirarla, escucharla, seguirla, estar con ella. Muchas veces te hace poder transitar las secuencias por sitios que de manera mental te habías imaginado, con lo cual, es maravilloso porque siempre puede dar un color más y diferente, incluso en la relación que teníamos. Ya desde el principio se fueron construyendo otros colores en la relación que yo imaginaba que Gema y Digna tendrían. Y a la larga todo esto enriquece. La visión de uno de los personajes gana territorio, y en otros momentos se reconcilia con el espacio de la otra. Como en la vida, que las relaciones son en el fondo pequeñas negociaciones.

P. ¿Habrá muchos cambios para los Merino a partir de ahora, que desean emprender en solitario, para alejarse de la ley de los De la Reina?

R. Yo solo puedo decir que los Merino tienen mucha fortaleza. Y tienen muy claro que su sueño de libertad es reconstruir sus vidas. No sé si acabarán construyendo el sueño que se habían imaginado. Como los sueños también se transforman, a saber en qué acaban. Pero sí van a acabar construyendo un sueño Merino.

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