Sueños de libertad

MARÍA SIGUE A ANDRÉS Y LO ENCUENTRA JUNTO A BEGOÑA EN SUEÑOS DE LIBERTAD

Bienvenidos, el día de hoy les traemos el avance de un capítulo especial de Sueños de libertad.

María encuentra a Andrés y Begoña juntos. Ahora, ¿también me lo vas a negar?

María llevaba mucho tiempo sospechando que Andrés la engañaba; sin embargo, Andrés siempre se lo negó. De hecho, fue por esta misma razón que María llegó a fingir un embarazo y la pérdida de este, solo para intentar llamar la atención de Andrés, y lo logró, por lo menos durante un tiempo, pues Andrés se sentía culpable por la pérdida y anhelaba ser padre.

Pero las mentiras tienen patas cortas, y el oscuro secreto de María terminó saliendo a la luz después de que Andrés se enteró de lo que ella hizo, jugando con un tema tan serio y sin importarle cuánto sufría él por una mentira. La dejó por completo.

Andrés sí quería a María, pero él realmente estaba enamorado de Begoña, y el descubrir esto, aunque lo destruyó, también hizo que dejara de sentirse culpable por sus sentimientos hacia ella. Una vez terminó su matrimonio, decidió que ahora se daría una oportunidad de experimentar lo que para él es el amor verdadero y que viene de la mano de Begoña.

Este acercamiento entre ambos se hizo aún más fuerte y frecuente gracias a su unión para destruir a Jesús y meterlo en la cárcel por el asesinato de Valentín. Debido a esto, comenzaron a verse en una casa escondidas. Aunque al inicio solo era para hablar de su plan, después de enterarse sobre la verdad de María, estos encuentros comenzaron a ser más íntimos.

María ha estado buscando por todos los medios recuperar a Andrés.
Incluso le dijo que daría fin a su vida si no regresaba con ella, pero al ver que Andrés no cede, decidirá espiarlo. Y es de esta manera que terminará corroborando de manera definitiva el engaño de su esposo.

Comenzamos viendo a Don Agustín abordar a Andrés, pues recordemos que María le pidió ayuda para que le hiciera ver a Andrés lo arrepentida que estaba.

Agustín, al principio, solo le habla de lo desafortunado que fue la cancelación de la boda y sobre el hecho de que Marta ahora esté dirigiendo la empresa.

Andrés menciona que Marta está más preparada que él para el puesto, pues lleva media vida trabajando allí. Agustín responde que un hombre siempre tiene más donde mandar, cosa que molesta a Andrés. Él dice que es injusto descartar a las mujeres para ciertos puestos solo por ser mujeres.

Agustín responde que las mujeres están hechas para otras cosas, pero Andrés alega que las mujeres están hechas para hacer lo que quieran, solo que no se les permite.

Agustín le pregunta si a él le gustaría que su mujer saliera todos los días a trabajar y no verla en todo el día, a lo que Andrés responde que le encantaría. A María le iría mejor la vida si tuviera algo que hacer.

Agustín dice que a eso quería llegar: María está muy arrepentida por lo que hizo y le pidió que la ayudara.

Andrés intenta irse molesto, pero Agustín lo detiene. Dice que María no tiene a quién recurrir y sabe que cometió un error, pero de nada le sirve el perdón de Dios si no tiene el de él.

Andrés responde que ya está perdonada, pero Agustín dice que la está castigando con su indiferencia. Andrés responde que solo está reaccionando como cualquier persona en su lugar.

María fingió un embarazo.

Agustín defiende que lo hizo por desesperación, así que Andrés dice que si quisiera tratar ese asunto con él, lo hubiera buscado, pero por algo no lo ha hecho. Él lleva metiéndose en asuntos que no le corresponden desde hace tiempo.

Agustín responde que María es su esposa y le prometió amor ante Dios, por lo que tiene que cumplir con sus obligaciones de esposo. Andrés responde que el matrimonio es un compromiso de dos, y ninguno lo ha cumplido.

Agustín dice que merecen otra oportunidad; aún son jóvenes y merecen ser felices. Debe arreglarlo; si le da el hijo que tanto desea a María, las cosas cambiarán mucho.

Andrés dice que lo último que quiere es tener un hijo con María, así que le pide que no insista y se va.

Después, Andrés va a su habitación, donde al ver a María, se disculpa por haber entrado sin tocar. Ella le pregunta por qué pide perdón si ese sigue siendo su cuarto. Andrés no responde, así que María pregunta cómo van las cosas en la fábrica ahora que Marta está al frente.

Andrés responde que aún es muy pronto para notar ningún cambio. María le pregunta cómo está él, así que Andrés responde que bien. Debido a las respuestas tan secas, María le dice que estaba pensando en que podrían ir a comer a Toledo, pero Andrés le dice que él solo intenta mantener una mínima cordialidad, pero su insistencia solo hará que sea un maleducado.

Ella le pregunta ahora qué hizo, por lo que Andrés le reclama por haber leído a Agustín con el cuento del arrepentimiento. Hablar con un cura no arreglará sus problemas.

María responde que a los dos les iría bien contar con un guía espiritual, pero Andrés responde que solo ella lo necesita. María se molesta, diciendo que lo dice como si él supiera el camino y como si fuera libre.

Andrés le dice que deberían actuar como si fueran libres. María responde que no lo son, están casados, pero Andrés responde que aún así no están obligados a quererse. Al final, ella lo obliga a decirle cosas que no quiere escuchar.

María dice que ella lo quiere, pero Andrés responde que nada puede cambiar. María lo tacha de cruel, así que Andrés dice que solo está siendo sincero; es lo único que puede hacer para que no se terminen odiando.

María responde que prometieron amarse y respetarse, así que Andrés le pregunta si cree que eso ha hecho ella. María dice que solo lo ha amado y no sabe qué le pasó; le pide que la perdone, pero Andrés solo se arrepiente de no haberle puesto freno a la situación antes.

María dice que él podría amarla si quisiera; ella está dispuesta a hacer lo que sea. Andrés responde que esto ya no depende de ella. María dice que lo pueden superar entre ambos, pero Andrés se niega a fingir.

María le pregunta si es que prefiere estar con Begoña. Andrés le grita que se olvide de Begoña; jamás podría estar con ella, aunque quisiera.

María le pide que sea sincero y le diga qué hay entre ellos. Necesita saber si se están viendo, pero Andrés pide que deje el tema y se va.

—Andrés, por favor. Me has dicho que tenemos que ser sinceros; por favor, dime qué hay entre vosotros. Necesito saber si os estáis viendo.

—Por favor, déjalo de una vez.

María ve el abrigo de Andrés y decide hurgar en él. Entonces, encuentra unas llaves.

Más tarde, vemos a Andrés llegar al Refugio de Begoña. Él toca la puerta, cosa que asusta a Begoña, quien teme que hayan descubierto el lugar. Al ver que es Andrés, se calma. Él explica que pensaba que tenía la llave, pero que quizás la guardó en otro abrigo.

Begoña responde que estaba preocupada por él, pero ahora que está allí, se siente mejor. Él la saluda con un beso y Begoña, al ver la expresión en su cara, le pregunta qué ha pasado. Él responde que discutió con María y se siente fatal, pero que no quiere hablar de eso con ella.

Begoña le pide que se desahogue, así que Andrés le cuenta que María sabe lo que tienen. Begoña, preocupada, dice que ese momento tenía que llegar algún día y le pregunta qué le dijo. Andrés responde que no le contestó, pero que está harto de disimular lo evidente. Él es un libro abierto y ni sus gestos ni su mirada pueden mentir.

Begoña lamenta el sufrimiento de María, pero Andrés responde que no lo pueden evitar y que él tampoco puede hacerla feliz. Si estuviera con ella, serían solo tres infelices, cuatro contando con Jesús. Begoña responde que Jesús siempre ha sido infeliz y lo será toda la vida porque él solo disfruta viendo sufrir a la gente.

Andrés dice que esto acabará pronto y besa a Begoña. Ella se aleja diciendo que deben ser cautelosos, pues están jugando con fuego. Andrés responde que prefiere quemarse con ella, pero Begoña dice que deben volver. Andrés la sigue besando.

Así que Begoña cambia de tema y pregunta por la lovera. Andrés dice que Isidro se ofreció a ayudarlos, le contó todo y él también sospecha de Damián. Begoña dice que debió ser muy duro para Isidro, quien es cercano a Damián, pero Andrés responde que eso era antes. Aunque sí le pesa tener que ocultarle todo a Digna.

Ambos recorrerán la lovera entera, pues tienen que terminar con esto cuanto antes. Begoña se preocupa por la salud de Isidro, pero Andrés responde que se siente con fuerzas. Begoña comenta que le encantaría acompañarlos, pero que Jesús está fuera de sí.

Andrés dice que no permitirá que le haga daño. Ambos se sumergen en un beso apasionado que los hace despojarse de su ropa, mientras sin saber, María los observa desde un ventanal. María abre la puerta y le pregunta a Andrés si ahora también se lo va a negar.

Ella le tira las llaves y se va decepcionada, mientras Andrés y Begoña se llevan las manos a la cara, llenos de preocupación. Y así finalizamos este avance. ¿Crees que este secreto entre Begoña y Andrés saldrá a la luz? ¿María se lo contará a Jesús?

Puedes compartirnos tu opinión en los comentarios. Como siempre, estaremos trayéndoles los mejores avances de Sueños de libertad. Así que estén atentos. Muchas gracias por acompañarnos y disfrutar de esta gran novela con nosotros. ¡Hasta la próxima!

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