Sueños de libertad

Una aliada inesperada podría determinar el destino de Begoña en ‘Sueños de libertad’

La suerte podría cambiarle muy pronto a Begoña, la protagonista de la serie Sueños de libertad, quien se encuentra en una verdadera cárcel de cristal, atrapada en su perverso matrimonio con Jesús. En el capítulo anterior de la ficción de sobremesas que Antena 3 emite entre semana a las 15:45 horas, la enfermera dedujo que su marido le estaba suministrando algún tipo de droga en su té. Así que, en el capítulo de este martes, los espectadores han encontrado a una Begoña mucho más despierta, que podría recibir ayuda de quien menos lo esperase.

El capítulo de hoy del melodrama protagonizado por Natalia Sánchez, Alain Hernández y Dani Tatay, entre otros, ha comenzado cuando Jesús volvía a servirle una taza de infusión a su esposa al amanecer. La chica ha expresado su ánimo para salir de aquella habitación, pero el marido se ha mostrado reacio. En su lugar, le ha propuesto que acudiese María a charlar con ella y pasar el rato: “Ya va siendo hora de que os conozcáis un poco mejor”.

Begoña, sin embargo, estaba pensando en Luz para que le hiciese compañía, y aunque Jesús se ha mostrado reticente, finalmente ha aceptado que la doctora la visitase. Cuando el empresario se ha marchado, Begoña ha vertido parte de su taza en un antiguo frasco vacío de colonia, y ha llamado al dispensario.

Allí, Digna y Jaime pillaban a Luz y Luis, quienes salían del apartamento de la doctora después de pasar una noche juntos. Tumbados en la cama, el perfumista se ha fijado en la cicatriz en el vientre de la chica, y ella le ha explicado que fue causada en las duchas de la cárcel. No ha sido la única confidencia. Más tarde, Luis ha aprovechado aquella sinceridad para explicarle a su novia el proyecto del balneario que los Merino llevaban entre manos, y del que Isabel está intentando sonsacar información.

Las sospechas de Luz

Tras su llamada, Luz ha ido a visitar a Begoña tan pronto como ha podido. Begoña ha pedido disculpas por cómo la trató la última vez, y ha alegado que aquella no era ella. “No estoy loca”, le ha dicho mostrándole el frasco con la infusión, “esto está provocando las alucinaciones”. Luz ha olido el contenido, y le ha costado creer a su amiga, pues el análisis de sangre que Jaime le hizo no indicaba que tuviese nada extraño. Begoña le ha pedido que olvidase el análisis y le creyese: estaba más despierta desde que no se tomaba lo que Jesús le servía cada mañana y cada noche. La enfermera le ha pedido a su amiga que mandase el frasco a analizar al laboratorio, lo que tardaría unos días.

Luz ha preguntado a Jaime por los resultados por escrito del análisis de Begoña, y el médico, al saber que todo estaba bien, ha comentado que no los pidió. Ella ha querido llamar al laboratorio para que se lo enviasen, pero el raro comportamiento de su compañero le ha hecho colgar el teléfono. Jaime le ha asegurado que en los resultados no encontraría la esperanza que buscaba por su amiga, y se ha marchado, nervioso, a tomar un café. Luz ha aprovechado el momento a solas para llamar al mozo que se encargaba de los envíos, y pedirle que recogiese el frasco de Begoña.

“Tienes que dejar de darle esa basura”, ha pedido Jaime a Jesús sobre Begoña

En los despachos, Damián ha anunciado a sus hijos que el Círculo de Empresarios había decidido premiar Anhelos de Mujer como el producto del año. Pese a las quejas de Jesús, el patriarca ha convenido que debía ser Marta quien diese el discurso de agradecimiento, e Isabel ha observado la rabia del jefe de que su hermana le robase el protagonismo. La secretaria le ha sugerido que tirase de la baza que le dio, pero Jesús ha pensado que necesitaba algo más firme que un rumor para que su padre le creyese, por lo que ha pensado en contratar a un detective privado.

Jesús protege “lo que es suyo”

Más tarde, en el salón de los De la Reina, Jesús ha pillado a Jaime a punto de tomarle la tensión a Begoña. El doctor se ha amilanado ante su presencia, y el empresario ha pedido a María que se llevase a Begoña a su habitación a descansar. “Tienes que dejar de darle esa basura”, ha pedido Jaime cuando estaba a solas con Jesús. El médico le ha reprochado que le hiciese cómplice de sus maldades, e incluso, llegados a este punto, le ha pedido encargarse él mismo de suministrarle la droga para que la dosis no fuese letal: “No voy a ser cómplice de su muerte”. Jesús le ha respondido que de su mujer se ocupaba él: “Tú ocúpate de la tuya”.

Jesús ha seguido marcando su territorio cuando María ha vuelto de acostar a Begoña en su cama, y le ha sugerido que aquel no era el mejor lugar para la afligida. “Es peligroso que esté en esta casa”, ha meditado María. Jesús se ha cabreado hasta dar un golpe en la pared detrás de María, y arrinconarla: “No se va a mover, es mi mujer y tiene que estar a mi lado siempre, ¿te ha quedado claro?”.

María se ha marchado espantada del carácter de su cuñado. Damián, presente en la bronca, le ha dicho a su hijo que aquel carácter suyo era su perdición. ¿Se habrá dado cuenta María del tipo de persona que retiene a Begoña? ¿Desarrollará alguna empatía con ella que le sirva de ayuda? ¿Podrá ayudarla en su liberación?

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