Jesús descubre las mentiras de Begoña y le impone el peor castigo posible en ‘Sueños de libertad’
La tensión se masca por momentos en la serie Sueños de libertad, que Antena 3 emite entre semana a las 15:45 horas. Especialmente, con la historia de Begoña, ansiosa por escapar de la cárcel de cristal que supone su matrimonio con Jesús. La enfermera de la ficción protagonizada por Natalia Sánchez, Alain Hernández y Dani Tatay, entre otros, estaba ya preparada para fugarse a Inglaterra, pero un giro de los acontecimientos en el capítulo de este martes han echado sus planes por la borda.
En el episodio anterior, Begoña llegó a despedirse de Andrés con un sentido beso. El ingeniero ayudó a Begoña a localizar los pasaportes en la caja fuerte de Jesús, y le hizo entrega de ellos, además de un sobre lleno de dinero para empezar una nueva vida en Londres. Hoy, Damián ha hablado con Jesús a puerta cerrada, para tratar el asunto de Begoña después de hablar con Andrés. El padre le ha avisado a su hijo de que el envenenamiento de su esposa estaba yendo demasiado lejos, pues la chica estuvo a punto de meterse en la piscina, donde podría haberse ahogado.
Jesús ha explicado que ya había conseguido que Begoña se alejase de la idea de marcharse a Inglaterra, motivo por el que empezaría a rebajarle las dosis del alucinógeno. El empresario ha presumido de que su esposa le hubiese dado las gracias por cuidarle, lo que Damián no ha dejado de encontrar irónico. “A mí también me duele verla así, no soy de piedra”, ha reconocido Jesús, aunque ha pensado que no le había quedado otra opción.
En el dormitorio, Begoña preparaba ya su maleta para irse, y la ha escondido en el armario cuando Julia ha llegado del colegio. La niña ha notado que la chica se encontraba mucho mejor, y Begoña le ha contado que tenía una sorpresa: “Nos vamos de viaje”. A Julia le han asaltado muchas dudas sobre el tiempo que se irían a Inglaterra, y por qué Jesús no les acompañaba. Begoña ha lidiado para quitarle las preocupaciones, y le ha advertido que tenía que ser un secreto que no le contase nadie de la familia, pues todos pensaban que no se encontraba en condiciones de viajar. “En cuando lleguemos, les llamamos”, ha tranquilizado Begoña a Julia.
Una buena noticia que acaba siendo amarga
Mientras tanto, en el despacho de Jesús, Isabel le ha explicado al jefe que encontró una pista de unos archivos que los Merino tenían muy bien guardados: su interés en la compra de unas tierras residía en su riqueza en aguas termales. “Tienen un proyecto entre manos”, ha anunciado la secretaria, “construir allí un balneario”. Jesús se ha sorprendido de la iniciativa de sus primos, y ha deducido que querrían independizarse de Perfumerías De la Reina.
Jesús ha agradecido a Isabel sus favores, que tanto acercamiento a Gema le había costado, y la secretaria ha observado cómo el empresario guardaba una cartera en su maletín. El marido de Begoña le ha permitido a la auxiliar que se comprase más pañuelos a cambio de su ayuda, e Isabel ha sonreído con malicia. ¿Estará jugando a dos bandas?
“¿Cómo te atreves a tener tan poca decencia?”, le ha preguntado Jesús a Begoña
En casa de los Merino, Joaquín y Luis anunciaban a Digna y Gema que el banco les había concedido el préstamo. Después de brindar, Luis ha pensado que era mejor avisar a Peralta cuanto antes de que se disponían a ejecutar la compra de las tierras. Pero al llamarle por teléfono, Joaquín se ha enterado de que alguien había hecho otra oferta a Peralta, y ya había cerrado la compra. ¿Se ha adelantado Jesús?
Fina, ¿rumbo a Barcelona?
En otro despacho, el de Damián, sucedía otra delicada conversación. Fina ha acudido a su llamada, y el fundador le ha propuesto a la dependienta que se marchase a cubrir una vacante a la tienda de Barcelona. La hija de Isidro se ha negado a marcharse, pues su padre vivía allí en Toledo y no pensaba abandonarle, pero Damián ha asegurado que la decisión estaba tomada, y no se ha andado con rodeos: “Lo mejor para todos es que te vayas a Barcelona”.
En la tienda, Marta ha encontrado a Fina en pleno ataque de ansiedad, y la chica le ha explicado a su amada los planes de su padre de separarlas. Marta, por su parte, le ha prometido a Fina que no lo permitiría, y que encontraría la manera de que su amante no fuese desterrada. Pero las cosas han cambiado cuando la empresaria ha acudido al despacho de su padre.
Marta le ha reprochado que tomase decisiones sobre sus empleadas sin su consentimiento, y Damián le ha contestado que lo hacía por el bien de la empresa, pero también por ella. Él no pensaba denunciarla, pero sabía de alguien que no tendría inconvenientes en hacerlo, pues con ello se libraría de una gran oposición empresarial. Marta ha caído en que había sido Jesús quien había enviado las comprometedoras fotos a su padre. Damián ha alegado de esta manera que el plan de separarlas, en realidad, les salvaba de la cárcel. Marta se ha desplomado sobre la silla.
Las mentiras de Julia y Begoña
Más tarde, Digna ha preguntado a Julia qué quería merendar, pero la niña se encontraba desganada. A solas, ha escrito una carta de despedida, en la que le pedía perdón al ama de llaves por no haberle contado antes que se marchaba. Jesús ha instado a Julia a que le enseñase los deberes del colegio, y ha encontrado la carta, de la que la muchacha no ha sabido dar mayores explicaciones.
Jesús ha preguntado a Begoña en el dormitorio por qué se iba a Londres con Julia, y la esposa ha disimulado estar bajo los efectos del medicamento. Pero no ha conseguido engañar a Jesús, quien le ha apretado la cara con una mano para preguntarle por los pasaportes que no había encontrado en la caja fuerte. El perverso ha rebuscado por toda la habitación hasta encontrar la maleta de la chica, con los documentos dentro. “¿Cómo te atreves a tener tan poca decencia?”, le ha preguntado a Begoña.
La esposa ha intentado contraatacar, llamando miserable a Jesús por haberle envenenado. “Tú me obligaste”, ha justificado el marido, “te querías ir lejos”. Begoña ha prometido que nunca se quedaría con una persona que pretendía matarla, y que nunca sería la esposa que él esperaba, por mucho que le disparase, drogara o matase. “Tengo otras maneras de hacerte más daño”, ha avisado un sereno Jesús, aunque a Begoña aquello le sonaba del todo imposible.
Jesús ha pensado que no podía perdonar que le hubiese puesto a Julia en su contra, pues la convenció para que le mintiese. “Voy a alejarla de ti”, ha deliberado Jesús, “la mandaré a un internado“. Begoña ha suplicado a su esposo que le castigase a ella, pero que no obligase a la niña a marcharse. ¿Separará Jesús a Begoña y Julia? ¿Proseguirá la enfermera con su plan de huida?