Sueños de libertad cumple 100 capítulos como la serie más vista de la televisión: “Si antes había un prejuicio sobre las series diarias, ahora se está rompiendo con esta ficción”
El listón lo tenían muy alto. Era un salto sin red, una gran responsabilidad de la que sus protagonistas eran más que conscientes. Sustituir a la mítica y longeva Amar es para siempre, que llevaba 11 años acompañando fielmente las tardes de los espectadores de Antena 3, se antojaba un reto complicado. Pero el equipo de Sueños de libertad lo ha conseguido, y con creces. La ficción de Diagonal (Banijay Iberia), que llegó a nuestras pantallas hace apenas cuatro meses para “dar un paso más en el universo de las series diarias”, está hoy de celebración. Y es que este lunes cumple 100 capítulos en emisión en la cadena de Atresmedia como la serie más vista de la televisión, y EL MUNDO ha tenido acceso en exclusiva al rodaje en Toledo para descubrir desde dentro los entresijos de esta serie revelación de la sobremesa.
Desde su exitoso estreno en el prime time de Antena 3 el pasado 25 de febrero con un 14,1% de share, antes de pasar a su franja diaria al día siguiente, Sueños de libertad se ha consolidado como líder absoluta cada tarde, manteniéndose invicta con una cuota media del 13,4%, 1,3 millones de espectadores y 2.116.000 espectadores únicos. La ficción de época ha conquistado la parrilla, aventajando a sus dos rivales más cercanos en 4,9 puntos y 5,1 puntos, respectivamente. Pero el arrase no acaba ahí. En apenas un centenar de emisiones, Sueños de libertad también ha supuesto para la cadena una mejora en esta franja de +3,1 puntos respecto al mismo periodo del año anterior y lidera en casi todas las comunidades autónomas del país, alcanzando grandes datos en Murcia (19,5%), Castilla y León (19,3%), Comunidad Valenciana (15,5%) y Andalucía (15,3%). Y las alegrías no acaban con lo que dicen los audímetros. La serie también despuntó en el MIPTV de Cannes, una de las citas clave del mercado televisivo, tras ser seleccionada por la prestigiosa consultora The WIT como una de las ficciones internacionales más destacadas.
Para el equipo detrás de Sueños de libertad, esta acogida ha sido una sorpresa tan gratificante como inesperada. “¿Estábamos convencidos de que haríamos un buen trabajo? Sí. ¿Creíamos que los guiones tenían gancho? Sí. ¿Sabíamos que el elenco era muy bueno? También. Pero empezar un proyecto y poder emitir el episodio 100 con los datos de audiencia que estamos logrando, no nos lo esperábamos en absoluto. Estamos muy pero que muy contentos”. Quien pronuncia estas palabras es Joan Noguera, coproductor ejecutivo y director de la serie. Son las 10 de la mañana del lunes y nos encontramos en el despacho del que también fuera director de Amar en tiempos revueltos, la predecesora de Amar es para siempre, emitida en La 1 entre 2005 y 2012, dentro de los estudios de Boadilla del Monte donde se ruedan las secuencias interiores de este drama que nos traslada a la España de 1958.
“No me pidas spoilers, que ahora estamos editando el 143 -la producción lleva unos dos meses de adelanto- y no recuerdo bien lo que pasó”, confiesa, entre risas, cuando se le pregunta por el capítulo que se emitirá esta tarde. Pero lo que sí nos ofrece es un balance de estos primeros meses en antena: “Nuestra valoración desde Diagonal es que ha sido un éxito, una satisfacción total. Cuando empiezas una serie, pones toda la carne en el asador con la esperanza de que funcione. Pero, aunque estés muy contento con el proyecto y los guiones estén muy finos, es el público el que reconoce o no su éxito, y en este caso lo ha reconocido, y mucho. Lo decimos con la boca grande y con una ilusión tremenda, porque emitir hasta 200 capítulos al año es muy complejo”.
Complejo es quedarse corto. Hacer una serie diaria es una carrera de caballos. Hay un sinfín de hilos argumentales y cada día avanzan a mayor velocidad. Pero aunque gran parte del equipo de Sueños proceda de Amar -algo que, según Noguera, le ha dado “mucha tranquilidad”-, la nueva producción de Diagonal ha querido diferenciarse dando una vuelta de tuerca a nivel de producción.
“Hemos intentado hacer algo visualmente diferente, con mucha luz y color. Buscamos crear algo que fuera moderno, ágil y cómodo de ver, que reflejara el salto cualitativo de imagen y narrativa que queríamos dar a la serie”, explica Noguera, que destaca la evolución de producción con el uso de cámaras propias de producciones de prime time. Y ese “salto cualitativo” al que se refiere va de la mano de un cambio en el ritmo de los guiones. “Queríamos alejarnos del costumbrismo por el que se conocía a Amar y hacer una serie de época mucho más dramática en la que pasaran muchas cosas en cada capítulo para que el espectador se enganchara. Si un día te pierdes un episodio, puedes perderte en lo que está pasando y eso hace que quieras ver la serie porque siempre ocurren cosas nuevas”, prosigue.
La otra mejora, que no sólo distancia a Sueños de su predecesora sino también de sus competidoras, es que gran parte de la ficción se rueda en exteriores naturales, dividiendo así la producción en tres unidades. “Además de los dos platós aquí en Madrid, trabajamos en dos localizaciones fijas en Toledo y El Escorial“, afirma Noguera. “Tener un exterior tan lejos de plató es algo inédito en las series diarias y ha supuesto un esfuerzo impresionante. Es cierto que nunca producirás lo que puedes producir en un plató, pero visualmente te da una veracidad que no se consigue con un decorado interior”, apunta.
Y así, tres días a la semana, un equipo técnico de unos 65 profesionales y parte del elenco toman la A-42 en dirección Toledo para desplazarse hasta la finca Quinta de Mirabel, el cigarral que hace las veces de casa y fábrica de perfumes de la familia De la Reina. Es jueves cuando emprendemos la misma ruta hacia el escenario también elegido por Almodóvar para ambientar gran parte de su película La piel que habito. Cuando llegamos, Natalia Sánchez y Alain Hernández están en plena grabación en la terraza trasera de la vivienda que goza de vistas panorámicas de la ciudad manchega.
La trama del matrimonio pone en el punto de mira “la enfermedad del maltrato psicológico”, algo que la actriz que encarna a Begoña Montes califica de “muy necesario”. “Sueños de libertad es una serie con mucha verdad”, empieza Sánchez, que nos atiende entre toma y toma. “Pese a la época que trata, los temas que explora, ya sea el maltrato, la traición, la rivalidad, la injusticia o el amor imposible, son temas universales con los que el espectador se puede sentir identificado”, explica.
Después de que Jesús permitiera a Mercedes abandonar la mansión y consiguiera que su suegra decidiera volver al sanatorio, en el episodio 100 vemos a una desconsolada Begoña que decide volver a trabajar para distraerse de la marcha de su madre. Pero, ¿cómo se afronta un personaje que vive una relación tóxica como ésta?
“Lo sigo afrontando todavía. No es algo que se acabe porque vas evolucionando, asumiendo y asimilando todo con el personaje”, confiesa Sánchez. “Hay veces que me cuesta juzgar desde fuera la relación y la vivo como la persona maltratada que la está viviendo. De hecho, hay veces que me veo en el pase de texto justificando algo que hace Jesús y el director me dirá: ‘Pero ¿qué estás diciendo?'”, revela.
Por su parte, Hernández, que da vida al rencoroso heredero de Perfumerías de la Reina, admite que “cada vez resulta más difícil defender” a su personaje. “Al principio todo lo malo que hacía era una reacción a una herida que tenía, pero ha ido evolucionando hasta convertirse en una persona más rencorosa o sibilina, que hace cosas más premeditadas”, explica. “A mí me encanta mi personaje, pero ahora le juzgo más. Entiendo que este comportamiento machista era aceptado tanto por hombres como por mujeres y que es un reflejo de la época, pero sirve precisamente para denunciar este tipo de comportamientos si se detectan hoy en día“, subraya.
Poco después del mediodía, el equipo se traslada al exterior de la finca para instalar las cámaras frente a la entrada del dispensario. Allí, una efusiva Carolina Lapausa nos espera mientras los figurantes reciben unas indicaciones de última hora y se mueve el coche de la fábrica de vuelta al otro lado del edificio. “Tenemos alrededor de una hora para rodar todos los planos necesarios”, nos explica antes de grabar una secuencia con Natalia.
La madrileña interpreta a la doctora Luz Borrell, una mujer de armas tomar que lucha por hacerse reconocer en una profesión dominada por los hombres. Y fue precisamente la fuerza de las voces femeninas lo que la atrajo de este proyecto. “Lo que me cautivó de Sueños fue su inteligencia emocional. Cómo se hablan los personajes, cómo se cuidan, su asertividad… Creo que por primera vez se han construido personajes femeninos que se definen por sí mismos y no por ser la esposa, la madre o la amante de otro“, puntualiza. “Son profesionales, mujeres con sus propios deseos y que quieren abrirse sobre sus vidas”.
Y dos mujeres que tienen precisamente sus propios deseos y que quieren abrirse sobre sus vidas son Marta de la Reina (Marta Belmonte) y Fina Valero (Alba Brunet). Marta y Fina. Ma-fin. #Mafin. La pareja lésbica que ha puesto patas arriba las redes sociales, siguiendo la estela de Luimelia de Amar es para siempre, y que ha cosechado gran parte de las audiencias. Sorprende mucho que las actrices no se conocieran de antes, ni que hicieran una prueba de química, pues se devoran con la mirada en cada rincón de la tienda de perfumes.
“La primera vez que nos vimos fue en las oficinas del plató donde tuvimos la primera reunión para hablar de los personajes”, recuerda Brunet en conversación telefónica con EL MUNDO. “Congeniamos inmediatamente. El equipo tuvo muy buen ojo para ver que eso podía funcionar”. Curiosamente, la mallorquina ya estaba preparada para la atención mediática que no tardaría en llegar. “Ya sabía que las historias lésbicas tiran mucho entre el público porque la gente necesita estos referentes”, explica, antes de continuar: “Fui muy partícipe de todo el fenómeno Luimelia porque soy muy amiga de Carol Rovira, pero nunca imaginé que nos pasaría a nosotras al nivel que está pasando. Me siento orgullosísima de poder dar vida a una mujer en la que tantas chicas pueden verse reflejadas”.
Y ¿por qué es tan necesario ver en pantalla una relación como la de Marta y Fina, sobre todo en esta franja horaria? “Llevamos muchos años de retraso en dar visibilidad al colectivo LGTBIQ+. Muy pocas veces se han visibilizado historias de amor entre dos personas del mismo sexo“, lamenta. “Es cierto que en los últimos años se ha avanzado mucho, pero aún queda trabajo por hacer”.
Para Joan Noguera, es fundamental que Sueños de libertad sirva de espejo para el público español. “Es muy importante en la sociedad en la que vivimos plasmar ciertas situaciones de una manera en la que el espectador se vea reflejado, pero que no sea real”, afirma. “La relación de Marta y Fina es la de dos mujeres en el 58, donde la libertad que hay ahora era inexistente, pero habrá gente que vea su lucha por quererse y ser felices, y les ayudará a coger fuerzas para enfrentarse a sus propias realidades“, añade.
Si se le hace a Marta Belmonte la misma pregunta que a su compañera de reparto, coincide en la importancia de visibilizar a las parejas lésbicas entre todas las edades. “La situación en la que viven, bajo el yugo del patriarcado, no es ideal, ni representativa del mundo que nos gustaría para ellas, pero esta es la mirada del 58”, opina. “La novela no pretende dar ejemplos ni emitir juicios sobre cómo debería ser una relación perfecta. Propone una situación, más o menos acertada al gusto de cada uno, que pretende dar visibilidad a un colectivo que tanto lo necesita”, continúa.
Durante muchos años se le ha restado valor a las series diarias, en parte por el desconocimiento de su producción. Mientras el resto del equipo para a comer, Dani Tatay llega al cigarral en una furgoneta negra con un fajo de guiones en la mano que tiene que aprenderse para la semana que viene. Ha pasado la mañana rodando en el plató de Boadilla del Monte y, tras más de una hora de viaje, por la tarde hará lo mismo en Toledo.
“Hay que estar bien preparado, ya no sólo de memoria, sino también para saber resolver un problema sobre la marcha y aplicar las correcciones que te da la dirección porque no hay tiempo de ensayo”, comenta el hombre que interpreta a Andrés de la Reina desde su camerino a la entrada de la finca, que antaño fue un hotel. “La gente en casa no se da cuenta de que pasamos siete días a la semana respirando nuestros personajes. Si no estamos rodando, estamos desplazándonos a otra localización o estudiando los bloques de la semana siguiente”, continúa. “Hay muchos actores que no son capaces de trabajar en una serie diaria porque no pueden seguir este ritmo”.
“Sueños de libertad no es una serie de relleno. No es una serie para tener puesta mientras te echas una cabezada”, zanja Marta Belmonte. “Es una serie para ver totalmente. En menos de 100 capítulos, hemos podido enganchar a un público de todas edades que quizá no estaba tan habituado a ver la novela de sobremesa. Es una franja con un nicho de espectadores, pero ese nicho se puede ampliar o modificarse”, prosigue, antes de concluir: “Si antes había un prejuicio sobre las series diarias, ahora se está rompiendo con esta ficción”.